Historia
La dedicación vitícola en Frómista tiene una tradición que se encuentra ya documentada en el siglo XIV, y que se relaciona fundamentalmente con la producción del monasterio San Martín de Frómista y los vasallos de San Martín.
Como vestigio de esa dedicación preferente hoy día existe, en una de las tres áreas periféricas donde se han agrupado las bodegas, en la zona del Castillo, perfectamente conservada desde el siglo XV una de las bodegas más antiguas de la comarca, la bodega Zarzavilla, heredera de la producción iniciada con los monjes benedictinos de San Martín y continuada después de la desamortización de Mendizábal por varias familias de las que toma el testigo Alejo Serrano Peña.
Alejo Serrano Peña emigró de Lerma alrededor del 1850, y se estableció en Frómista como botero y vinatero, sembrando el inicio de lo que sería un gran legado en la familia, y que con todo mimo sigue cuidando su nieto Carmelo Serrano González, el actual propietario.